AFP: Enfermedad de Chávez lo convirtió en mito popular

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Mientras el presidente venezolano Hugo Chávez libra una ardua batalla contra el cáncer en Cuba, los dirigentes del régimen alimentan una emotiva campaña en torno a la figura del líder, lo que algunos analistas interpretan como un intento de iconización para reforzar su proyecto político en caso de que quede inhabilitado.

Pero paradójicamente, a pesar de que desde que fue operado en La Habana el 11 de diciembre los venezolanos no lo han vuelto a ver ni lo han escuchado, su imagen sigue aún más presente en los medios oficiales del país.

La televisión estatal VTV y otras cadenas de televisión cercanas al gobierno produjeron nuevos clips y documentales hagiográficos.





Algunos recuerdan “las batallas de Chávez”, exaltando su combatividad ante el enemigo imperialista. Otros evocan su proximidad con el histórico líder cubano Fidel Castro y establecen una filiación política con el padre de la Nación, Simón Bolívar.

Chávez, que desde 1999 ha centralizado y personalizado el poder, y hasta ahora no había permitido la emergencia de otros liderazgos políticos en su campo, resolvió nombrar a Nicolás Maduro como su heredero político antes de partir a la Habana el 10 de diciembre.

Desde entonces, los programas sobre el presidente se multiplican en la televisión y en la radio, y son redifundidos a lo largo del día, interrumpidos por flashes informativos y por videos o canciones con alabanzas al presidente, que casi lo deifican.

En un nuevo video difundido sin cesar, se puede ver, con fondo musical solemne, fotos de un Chávez adolescente bajo un cielo nublado, del presidente abrazando a niños y ancianos, y que termina con un Chávez meditabundo, bajo una lluvia torrencial y en contrapicado, mientras aparece en sobreimpreso la frase: “¡Yo soy Chávez!”

Con esta “hegemonía comunicacional”, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV-oficialista) se concentra “en la exaltación de Chávez y de sus logros, porque parece claro que la ausencia de Chávez puede ser permanente; se ve tanto en el volúmen como en el tono” de los mensajes, explica el analista político e historiador Luis Alberto Butto, investigador en la Universidad Simón Bolívar de Caracas.

En paralelo, el habitual “Nunca sin Chávez” parece haber dejado lugar a “Nunca sin el chavismo”.

Asimismo, las nuevas campañas televisivas y en las calles de Caracas — con gigantografías de ciudadanos con los eslóganes “Yo soy Chávez”, “El pueblo es Chávez” — también parecen inculcar la idea de que el chavismo puede perdurar sin su carismático líder.

En el spot antes mencionado, se ve al propio Chávez gritando: “¡Yo no soy yo, no soy un individuo, soy un pueblo, carajo!”.

“Hoy parece probable que no hay retorno, el discurso ha cambiado, es obvio”, confirma Butto.

“El problema es que Chávez es el proyecto” de la revolución bolivariana. Las autoridades “hoy exaltan la figura de Chávez para establecer un vínculo entre el presidente, su legado, y el destino del proyecto político. Hacer de él un mito crea un basamento para seguir el proyecto”, agrega el analista.

Con esta campaña, el oficialismo “quiere decir que el chavismo no terminará con Chávez”, opina por su parte Teresa Albanez, consejera de la Mesa de la Unidad democrática, principal coalición opositora.

Los dirigentes del régimen, el vicepresidente Nicolás Maduro, y el presidente del Legislativo Diosdado Cabello, aseguraron reiteradas veces que era necesario hacer perdurar el proyecto de la revolución bolivariana.

La revolución chavista, considerada populista por sus detractores, consiste principalmente en redistribuir los ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo a los más desfavorecidos a través de numerosos programas sociales.

El pueblo venezolano “tiene la educación, la cultura política y los niveles de organización para hacer continuar esta revolución por lo menos por lo que resta de este siglo”, aseguró Maduro desde Cuba en una entrevista difundida el martes.

“Este culto de la personalidad se ha exacerbado en estos últimos días ya se hizo en Argentina con el peronismo”, todavía hoy muy presente, observa Teresa Albanez.

AFP