ALERTA! Pensar en el suelo que pisamos por @nancyarellano

ALERTA! Pensar en el suelo que pisamos por @nancyarellano

thumbnailnancyarellanoAbr2013En estos momentos que vive Venezuela nuevamente nos desconciertan las realidades enfrentadas. Por un lado el conflicto social es visto como un “orquestaje” político que hunde sus raíces en los intereses corporatistas trasnacionales; por otro, el conflicto es visto como una expresión popular que nace en el seno del descontento por la inseguridad vivida en las casas de estudio y que luego se amplía y magnifica en torno a las inconformidades, varias, en materia socio económica.  Pensar que sólo un bando tiene la razón es adolecer de la misma miopía que cada bando, al menos en los medios de comunicación, muestra.

No soy quién para decidir quién tiene la razón o quién posee la verdad.  En todo caso, la razón o la verdad, son un ejercicio más de ego que de la realidad social.  La armonía política es un tema de mesura, equilibrios y puntos de acuerdo; sustentados y con límites en la Constitución Nacional.  El problema en Venezuela, desde mi perspectiva, es de la creación y mantenimiento de espacios amplios para entrar todos.  Como dijera el grandioso Ruiz Pineda “pienso que en el suelo de la Patria, bajo nuestro cielo, cabemos sin estorbarnos, todos los venezolanos”  Y esta frase, responde específicamente, a un periodo de nuestra historia pasada que parece vigente.

Lo he dicho desde hace tiempo: la violencia es un medio prepolítico.  Llamar a la paz no es un acto de simple acatamiento.  Llamar a la paz no es un acto de sumisión.  Llamar a la paz no es un acto de cortesía, abulia, indiferencia o comodidad.  En un acto de conciencia cívica y de respeto.  No juzgo las razones que puedan tener los grupos que se hayan “rebelado” contra el gobierno que preside el ciudadano Nicolás Maduro, pero tiendo a preguntarme si realmente comprenden lo que es rebelarse contra un gobierno.  No es lo mismo rebelarse que protestar.  Rebelarse es el acto de “sublevarse, levantar a alguien haciendo que falte a la obediencia debida” por lo tanto desconocer toda institución del orden imperante; protestar, por otro lado implica exigir el cumplimiento de los deberes del Estado, pactados en la Constitución, y exigir el respeto de los derechos cívicos.  El primero suele estar unido a la resolución de acabar con el orden reinante; el segundo en corregir el desvío de conductas.  Repito: la violencia es un medio prepolítico que nos lleva al estadio salvaje.





Queriendo exigir condiciones, queriendo defender los derechos consagrados en la Constitución, parece que hay más personas en protesta que en rebeldía.  La protesta es pacífica, la rebeldía es armada.  Eso también debemos tenerlo claro.  Y la preocupación cotidiana que atañe a los problemas comunes, compartidos por sendos bandos, de inseguridad, escasez, inflación, desempleo y corrupción atienden a un desconocimiento del orden establecido y consagrado en la Constitución.  Necesaria es la corrección de conducta, no de modelo de Estado.  La protesta.

Estando claros de que el clamor generalizado dentro de la oposición es de fallo en la garantía de las condiciones de vida que nuestra Constitución establece; el rol de los actores sociales, hoy encabezado por los estudiantes, debe continuar con el ciclo democrático de enarbolarse en demandas políticas.  Recapitulo: de la protesta de los actores sociales, se pasa a las actuación de los actores políticos.  Si han de ser las juventudes de los partidos que lo sean, pero que sean personas dispuestas a traducir el clamor social en políticas públicas.  De lo contrario, todas las demandas quedarán como efímeras guarimbas en el medio de la calle.

El gobierno nacional es el gobierno nacional.  Confundir los fallos del gobierno con su deslegitimación es ignorar que el proceso electoral que da origen a la legitimidad de todos los gobernantes, incluidos los de oposición, es válido.  Ignorar que está establecido un periodo de “prueba” antes del revocatorio es ignorar a la Constitución de la cual están exigiendo su cumplimiento.  Cualquier observación a la metodología de elegir, legitimar o revocar debería hacerse en una solicitud formal de enmienda constitucional o bien en la solicitud de una nueva constituyente.

En este sentido, la única forma constructiva de capitalizar políticamente el descontento es a través de las organizaciones políticas, puesto que ellas, insisto, deben traducir las demandas sociales en políticas puntuales.  Así, la primera protesta si bien es contra el gobierno, porque es gobierno, también debería ir contra la inoperancia de las organizaciones políticas secuestradas por una élites que no cumplen su papel de oposición seria y democrática en el propio seno de sus agrupaciones.  Y no hablo sólo del papel del gobierno central, sino de los gobiernos locales; y no hablo nada más de gobierno y oposición nacional, sino también de locales donde PSUV es oposición y partidos de la MUD son gobierno.  La crisis en Venezuela es del “deber ser” y de quién debe hacer qué.

Estoy a favor de muchas cosas que dice el gobierno, estoy a favor de muchas cosas que dice la oposición.  No estoy en contra de todo lo que hace el gobierno, no estoy en contra de todo lo que hace la oposición.  Estoy en contra de todo lo que esté fuera del orden constitucional, y del país que dibujamos en ella.  Hablar de “derecha” vs “izquierda” en un país rentista es, y perdóneme quien así lo crea, tonto.  La derecha es amoral y por tanto no falla en sus “virtudes” puesto que no apela a ellas; la izquierda moralista, vela por el bien, y tiene más que perder, dado que su “moralidad es su talón de Aquiles” (como dijo G. Sartori en su libro La Democracia en 30 Lecciones) puesto que sus fallos la vuelven hipócrita.  Si se me pregunta creo que hay izquierda y derecha en gobierno, con las particularidades caribeñas y rentistas, y hay izquierda y derecha en la oposición.  En todo caso ambas están atadas por la Constitución y ésta es democrática y de corte social.

Mi reclamo hoy día, porque como ciudadana siempre tendré reclamos, es la falta de pertinencia de muchas políticas, la falta de articulación para los fines que están dispuestos en la Constitución, y para las pretensiones desarrollistas y soberanas.  Espero que la protesta expresa en calles, y la silente en casa, espero que la protesta roja, amarilla, azul, verde y negra, sea recogida y efectivizada por los actores políticos.  Si no, la oposición nunca cumplirá su papel democrático de apuntador al gobierno y éste no podrá materializar los correctivos necesarios e imposibles de asumir desde el poder.  ¿La razón? Son poder y creen hacer lo debido.  Justamente por los peligros que supone estar en el poder es que la oposición existe en todo sistema democrático.  Su utilidad o inutilidad está en ver y aprovechar la capitalización del clamor social; así mismo con los gobiernos a la escala que sea.

¿Creo en la guarimba? No.  Es el espacio ideal para generar violencia.  ¿Creo en la pertinencia de la protesta social? Si, organizadamente y actores políticos que viabilicen resultados.  ¿Rebelarse? Es un medio prepolítico.  Recordemos que los golpes los dan los militares, los civiles IMPOSIBLE.  La razón es simple: cuando se da el pacto social que constituye al Estado, se da la renuncia a las leyes naturales que nos permiten el principio de preservación.  Un golpe es retroceder en nuestra evolución como país democrático.  ¿Excesos en la Guardia Nacional? Deberán ser juzgados y responsables como ha sido en el Táchira, con el General Noel Darío Bermúdez Pírela, quien fuera destituido por el Alto Mando Militar.  Las leyes militares hacen responsables penalmente a los funcionarios por sus actuaciones de forma individual.  Aquí la responsabilidad es compartida: Gobierno, Oposición, Empresarios y Medios de Comunicación.  El resto, sí son víctimas que claman orden.

En este país hace falta orden.  Más caos sólo trae frustración. Hay que pensar en el futuro que queremos, hay que pensar en el suelo que pisamos.

El llamado es a la Paz, trabajo, coherencia y pertinencia.  Somos todos responsables de lograr el país que queremos. ¡Alerta! Toda trasgresión al orden democrático es una violación a la Constitución, no hagamos lo que no deseamos que nos hagan.  La violencia sólo genera violencia.

 

Nancy Arellano

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