Nada como una circunstancia extraordinaria para sacar a flote personas que también lo son y que, por sus características, pueden convertirse en guías luminarias, ejemplos universales.
El general Ángel Vivas Perdomo está demostrando que los héroes son de carne y hueso. Hace años y siendo uno de los militares de mayor prestigio en las FAN, se negó a vociferar “Patria Socialismo o Muerte venceremos”, escupitajo que se hizo obligatorio en los cuarteles, y su negativa lo llevó a demandar ante la justicia el respeto de la Constitución, algo que no logró. Lo que sí obtuvo fue una orden de detención y el hostigamiento ensañado del régimen. Pero su firmeza se mantuvo, costándole su carácter de militar activo.
Y hoy, el nombre de Vivas Perdomo resucita del anonimato mediático, por hechos que quedarán tatuados en la memoria de aquellos que necesitamos aires de dignidad en esta Venezuela que no reconocemos.
Primero fue el video grabado en el Círculo Militar de San Cristóbal, donde Vivas Perdomo hace un llamado de consciencia a sus colegas militares, evidenciando las prácticas aberrantes que se han hecho costumbre en el universo castrense, pidiendo que abran los ojos, que reaccionen antes de que sea demasiado tarde.
Luego vino el twitt donde le explica a la población civil desarmada, esa que hoy adelanta una lucha pacífica que retumba en el mundo entero, las medidas que deben tomarse para defendernos en las calles de los matones del régimen.
No pasaron horas, cuando el agente de la dictadura cubana en Venezuela, el secuestrador del poder ejecutivo, escupió su cólera, ordenando su arresto, acusándolo disparatadamente de haber sido el autor intelectual del trágico accidente de un motorizado, que fue víctima de su propia imprudencia, al manejar a toda velocidad, sin casco y en sentido contrario, por una zona que desde lejos lucía de imposible aproximación.
El rocambolesco argumento del régimen resulta tan surrealista que evidencia motivos escondidos, razones disfrazadas, motivaciones que solamente pueden entenderse cuando se analiza la influencia que Vivas Perdomo tiene en la consciencia de los militares que aún no la han perdido.
Y así llega el momento inmortal. Un hombre de camisa de cuadros sosteniendo un fusil Colt AR 15 y otras armas colgantes, firme en el techo de su casa, advirtiendo que no permitirá la invasión de su morada, ni mucho menos se entregará a una autoridad que no es legítima.
Aparecen los vecinos, se forma una barrera humana cantando el himno nacional y coreando “Valiente… valiente”…salen más vecinos, y otros más, hasta que toda la urbanización forma barricadas, fusionando sus corazones en las calles.
El hombre toma el megáfono y enfatiza razones: “No me entregaré a un régimen dictatorial que obedece órdenes de Fidel Castro…soy venezolano y cumplo con mi derecho natural a la legítima defensa…presté el juramento de serle fiel a mi patria, y luchar por su Libertad…”
Los sabuesos de cascos y rifles son obligados a retirarse y la multitud celebra con aplausos. La cólera del títere mandón rebota hasta en las piedras, más veneno se cuela por la dictadura, los peligros son muy serios, las amenazas se multiplican, las angustias familiares también.
Pero allí queda el hombre y su acto inmortal, convertido en referente moral e inspiración para la lucha de un país que parece estar despertando.
El riesgo que corre su vida es gigantesco, pero ¿de qué otra forma una acción individual podría rendirle honor a los asesinatos de jóvenes que dieron su vida por la Libertad de Venezuela?
La rebeldía y resistencia del general Vivas Perdomo es un homenaje a los sacrificios que tantos seres anónimos están haciendo en estos difíciles momentos. Su palabra ahora es la voz de una nación que merece mejores destinos y también mejores hombres, que personifiquen los valores que hacen grande a los pueblos, que los inspiran y enaltecen.
@jcsosazpurua