Dinamarca busca fórmulas para rehabilitar yihadistas

Dinamarca busca fórmulas para rehabilitar yihadistas

Foto: Un policía danés custodia una entrada junto al edificio de Copenhague donde se produjo el atentado / lavanguardia.com
Foto: Un policía danés custodia una entrada junto al edificio de Copenhague donde se produjo el atentado / lavanguardia.com

Hace justo diez años, Dinamarca ya sufrió su primera crisis Charlie Hebdo. Fue un diario de este país, el Jyllands Posten, el primero del mundo que publicó las famosas caricaturas de Mahoma.

En este contexto, es normal que los atentados perpetrados en París ya causaran especial impacto en el pequeño país nórdico y que la sede del diario que originó las viñetas, uno de los más importantes, extremara aún más sus medidas de seguridad.

Recientemente, al menos 110 daneses viajaron a alguno de estos países para luchar con el Estado Islámico o Al Qaeda, si bien la cifra podría ser mayor. Con sólo 5,7 millones de habitantes, Dinamarca es el segundo país de Europa que más combatientes por cápita aporta a la yihad, sólo por detrás de Bélgica.





Pero a pesar de este panorama, el país nórdico insistía hasta ahora en dar prioridad a las medidas de prevención y a los esfuerzos que buscan desradicalizar a los yihadistas. El plan se puso en marcha hace unos años y se consideró un éxito, por lo que el Parlamento danés acaba de aprobar su expansión a todo el territorio nacional.

El objetivo principal es evitar o, al menos frenar, el proceso de radicalización entre los jóvenes, especialmente, aquellos que se preparan para ir a combatir a Siria o acaban de regresar.

Primero, son identificados gracias a una extensa red de contactos que incluye a familias, trabajadores sociales, profesores y policía. A través de un meticuloso trabajo de coordinación, se les ofrece apoyo y seguimiento psicológico, educativo o laboral y, si el joven lo pide y las circunstancias lo aconsejan, se le ayuda incluso a trasladarse a otra ciudad para que pueda cortar así contacto con el entorno fundamentalista.

Según la policía de Aarhus, la labor realizada hasta el momento ha reducido significativamente el número de combatientes, que ha pasado de los 30 detectados en esta ciudad en el 2013 a sólo uno en el 2014. De ellos, 16 han vuelto a Dinamarca, se cree que otros cinco han muerto y los diez restantes siguen en Siria. Diez de los retornados han retomado sus estudios o están trabajando y “su principal foco de atención ya no es el conflicto”, asegura la policía.

Las labores de prevención también han conseguido que al menos cinco jóvenes desistieran de viajar a ese país. “Algunos, en cambio, sí lo hicieron pese al seguimiento recibido”, admite Allan Aarslev, uno de los comisarios que lidera el proyecto en Aarhus.

Aarslev explica que el programa es voluntario, de modo que “si alguien no quiere participar, no podemos forzarle a hacerlo”. “Sin embargo, sí compartimos sus detalles con los servicios de inteligencia para que les sigan”.

Algunos sectores han criticado el proyecto, que juzgan demasiado blando. Aarslev, no obstante, responde que el plan no es una alternativa a arrestar a los yihadistas.

El problema, sin embargo, es que, en muchas ocasiones, esto es muy difícil de probar. Por lo tanto, antes que no hacer nada y dejar que los retornados o los aspirantes a combatientes se vuelvan todavía más radicales, la prevención y la rehabilitación se convierten en la única vía.

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