El chavismo sabe muy bien lo que les paso el 6D, tan bien lo sabe que tuvo que reconocerlo tan pronto la sensatez y las circunstancias políticas así se lo exigieron. Pero siguen empeñados en hacerle creer al país que esta derrota electoral, política, social y emocional fue un simple traspiés de la revolución, que la oposición no gano sino que ello perdieron. Están enfrascados en maniobras poselectorales para tratar de arrebatar o de neutralizar la victoria de la alianza democrática, tratando de impugnar un contingente importante de diputados de la MUD ya proclamados y debidamente acreditados, así como nombrando de manera inconstitucional entre gallos y medianoche a doce nuevos jueces del TSJ. Acciones todas condenadas al fracaso porque el dictamen popular fue masivo y contundente.
Lo que el chavismo se empeña en desmentir es que fue revolcado por una alianza de sectores y partidos democráticos que arrastro a vastos sectores de la población que rechazan este modelo del socialismo salvaje del siglo xxi, que ha desangrado financieramente al país llevándolo a la peor crisis de su historia, con hiperinflación, destrucción del aparato productivo público y privado con lo que carecemos de los más elementales bienes básicos, después de haber pasado por la mayor bonanza histórica de precios del petróleo.
El chavismo quiere desmentir la extraordinaria fuerza interna que otorgo un mandato democrático a la MUD para conducir el cambio que quiere el país. Quiere desconocer el enorme reconocimiento y respaldo internacional con los que cuenta el liderazgo democrático recién electo por parte no sólo de ex presidentes iberoamericanos, partidos democráticos del hemisferio sino también por organizaciones de derechos humanos. Pero este proceso de cambio iniciado el 6D mantiene también la atenta vigilancia de organizaciones internacionales interesadas en el normal desenvolvimiento democrático de los Estados, como la OEA, el Parlamento Europeo, El Congreso de los EE.UU. Por primera vez desde hace mucho tiempo líderes mundiales tan importantes como el Presidente de los Estados Unidos, han manifestado preocupación por lo que viene ocurriendo en nuestro país durante el gobierno de Nicolás Maduro y han solicitado la libertad de los presos políticos.
El chavismo quiere ignorar la fuerza de los vientos de liberación que soplan en América Latina que desde la Argentina, arrasaran sin duda a los gobiernos populistas corruptos que se enseñorearon sobre la región.
Lo que quiere desmentir el chavismo es que se consolida una correlación de fuerzas nacional e internacional que incluye al sector militar, que presiona por una normalización de la vida política, social, económica y civil del país, que cese esta estrambótica crispación de 17 años que nos ha conducido a esta ruina injustificada y espantosa. Quieren ocultar en síntesis la fuerza del cambio hacia la reinstitucionalización democrática y la recuperación económica del país.
Pedro Vicente Castro Guillen
@pedrovcastrog