Pedro Vicente Castro Guillen: Hablemos de divisiones

Pedro Vicente Castro Guillen: Hablemos de divisiones

Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog
Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog

Lo que caracteriza el panorama político hoy es las divisiones en todos los bandos tanto de oposición como del oficialismo. Las luchas fracciónales son un factor que erosiona la unidad en todos los lados.

Pero, los conflictos del sector opositor son el resultado de una lucha por quien encabeza la transición; frente al rápido descalabro del régimen por una pérdida acelerada del control de la economía por un proceso hiperinflacionario que los desborda ampliamente, el oficialismo ha tenido que ir nariceado a un dialogo en República Dominicana al cual se venía negando sistemáticamente a hacerlo seriamente y usándolo como un mecanismo de dilación, pero el default por cuotas que acosa al país lo ha puesto frente a la cruda realidad del ahogo financiero y la imposibilidad de seguir alargando la situación en virtud de que no podrán conseguir medio céntimo de dólar en el mercado internacional si no negocian con la oposición como condición sine qua non. Esta percepción de que se está en el momento final ha abierto las agallas de los grupos minoritarios que están al final de la fila y que creen que haciendo ruido con la impostura de un falso radicalismo pueden ponerse al principio. Pero nada, el campo democrático en todas partes del mundo no es angélico y mucho menos seráfico, la democracia es el campo de la divergencia y del duro debate. Esta semana ya salieron todos los sectores antichavistas en la misma fotografía bajo el patrocinio de los demócratas españoles, lo que es un indicio de que la unidad se puede recomponer para enfrentar la lucha contra el castro-chavismo-madurismo como un solo bloque. Sin embargo, creo que vale la siguiente advertencia, aquí no se pueden contar los pollos antes de nacer, el esfuerzo hay que ponerlo en desplazar primero del poder a la banda madurista.

Ahora bien, lo que está para comprar cotufas y observar con deleite es la pelea del bando castro-chavista-madurista. Ahí los golpes son con manoplas de acero y con puñaladas traperas por debajo, se están persiguiendo y encarcelando sin piedad, con amenazas incluidas de hacer de patriotas cooperantes. La pelea del oficialismo no tiene recomposición, lo que fue pautado en la Habana antes de la muerte del zurdo se deshace aceleradamente bajo la mandarria inclemente del castro-madurismo. Nicolás Maduro quiere imponerse como la fuerza hegemónica y no le importa sepultar a sus antiguos socios. Y para ello realiza una curiosa operación ideológica. Como ya se agotó el discurso de la guerra económica ahora la cuestión gira hacia endilgarle la culpa de la destrucción de PDVSA al Cartel de Rafael Ramírez. Anuncia su candidatura a la reelección en el 2018 con lo que entierra el acuerdo de Cuba y deja como la guayabera al resto de los sectores que lo venían acompañando hasta ayer.





Con lo que el castro-chavismo-madurismo está muy lejos de ser una fuerza en el centro del cuadrilátero, al contrario, esta arrincona en una esquina, con la no despreciable y necesaria acotación que es en una esquina del poder lo que nunca debe ser objeto de desestimación y creer que lo que esta porvenir como es la salida de este régimen llegara por gravedad. La necesidad de la unidad sigue siendo una condición irreductible para la derrota definitiva del oficialismo así como la reconstrucción de nuestro caudal electoral, porque las elecciones para el 2018 están ahí como una posibilidad que hay que apostar por ganar. No planteo que sea la única opción pero es la que está más cercana al ejercicio de nuestra voluntad para la recuperación de una República Soberana, Libre y Democrática.

@pedrovcastrog