Migingo es una pequeña isla africana situada en el Lago Victoria, entre Kenia y Uganda. Diminuta pero abarrotada de placas metálicas que ya casi no dejan entrever la tierra, cualquiera la consideraría insignificante. Pero lo cierto es que ha sido un punto de conflicto durante más de 10 años entre los dos países que la reclaman como parte de su territorio.
Con apenas 2.000 metros cuadrados de extensión, conviven alrededor de 500 personas, hacinadas en construcciones improvisadas. A pesar de sus reducidas dimensiones, este islote es motivo de disputa entre los dos países africanos ya que en sus aguas abunda un pez muy demandando, por lo que ambos países quieren los derechos de pesca.
Un afloramiento rocoso redondeado cubierto de chozas metálicas, la isla de Migingo se levanta de las aguas del lago Victoria como una tortuga de hierro. La isla, densamente poblada, es apenas de un cuarto de hectárea, sus residentes se amontonan en una granja de casas de hierro corrugado, con unos pocos bares, burdeles y un pequeño puerto para presumir.
El factor determinante es la pesca: la perca del Nilo abunda en las aguas profundas que rodean Migingo, mientras los pescadores que se encuentran a la otra orilla sufren de la sobrepesca y la contaminación de las aguas.
El interés por Migingo empezó en la década de 2000. La roca se encontraba casi deshabitada y nunca antes se había cuestionado su pertenencia a Kenia, pero atrajo el interés de las autoridades de Uganda, que envió representantes para recaudar impuestos y ofrecer protección contra los saqueadores.
Pero los pescadores kenianos dijeron ser atacados por la policía ugandesa e incluso expulsados de la isla, a lo que su gobierno respondió con el desplegamiento de sus fuerzas en Migingo. Aquello provocó fuertes tensiones entre ambos países, principalmente en 2009. Algunos observadores temían verse declarando “la guerra más pequeña” del continente.
Kenia y Uganda optaron finalmente por crear una comisión conjunta para determinar quién era el propietario de la isla, pero aun no se ha publicado ningún informe, ya que los expertos de ambos países están ocupados interpretando un documento del antiguo colono británico que data de 1926.
Mientras esperan a que se resuelva el problema, la isla es administrada conjuntamente por los dos países, aunque con algunas tensiones en temas de bandera, de pertenencia de aguas o de cantidad de policías, según informa la agencia France-Presse.