Erick se fue y dejó a Diego sin un amigo con quien volar papagayos

Erick se fue y dejó a Diego sin un amigo con quien volar papagayos

Foto Crónica Uno

 

Cuando Diego entró a la casa de Erick el lunes en la tarde se encontró con la urna blanca en el centro de la sala. Se quedó frente a ella y lloró por largo rato sin que nada pudiera consolarlo. Se había ido el amigo con el que volaba papagayos desde la platabanda de la casa, publica Crónica Uno.

Este martes, 28 de mayo, ocho globos blancos, una gorra de Ben 10, varios tacos de madera, dos pingüinos de peluche y algunos dibujos decoraban la urna con un papagayo que Diego llevó como signo de una amistad que ahora vuela alto. El papagayo lleva inscrito en grande el nombre de Erick, y en la parte inferior una rúbrica, Diego Vera, junto a la que puede leerse: “Te extrañaré”.





Erick Altuve, de 11 de años –la misma edad que tiene Diego–, murió el domingo 26 mayo en las instalaciones del hospital de niños J. M. de Los Ríos, mientras esperaba un trasplante de médula ósea desde enero.

Le diagnosticaron inmunodeficiencia primaria cuando tenía un año y ocho meses de nacido y posteriormente un linfoma no Hodgkin; desde entonces comenzó una historia médica de casi 10 años en la que recibía, permanentemente, medicamentos para fortalecer sus defensas.

Erick Altuve estudió hasta 2º grado en la Escuela Abajo Cadenas, donde se le hará un homenaje este miércoles 29 de mayo. Foto: Erick S. Mayora
El 25 de diciembre le atacó un fuerte dolor en el estómago y desde entonces comenzó una nueva etapa en su hoja de vida: una larga espera por un trasplante de médula ósea en la Sala A de la Emergencia del hospital de niños J. M. de Los Ríos. Esta etapa cerró la tarde del domingo 26 de mayo, cuando Erick dejó de respirar.

Callejón Los Manguitos del barrio 19 de Abril, Petare / Foto Erick S. Mayora

Erick, su barrio y su gente

Desde Petare abajo, hasta el barrio 19 de Abril, la gente sabía del velorio de un niño que murió en el J. M. “Ah, ustedes van a la casa del chamito que se murió el domingo”, nos dijo un buhonero en la parte baja de Petare. “Suban por aquí derechito”.

Entramos por la calle El Esfuerzo y llegamos hasta una zona conocida como El Plan, ya en el barrio 19 de Abril. Ahí, frente a una bodega, preguntamos por el callejón Los Manguitos. “¿Ustedes van al velorio de Erick? Es por estas escaleras hacia abajo, al final cruzan a la derecha, le dan derecho y bajan, y a mano derecha hay una reja azul, por ahí entras y vas a encontrar la casa”, explicó una señora. En las escaleras fue necesario volver a preguntar.

En las inmediaciones de la casa Gilberto Altuve, padre de Erick, conversaba con la prensa. Y en los propios espacios de la casa, cámaras fotográficas y de video, micrófonos, grabadores, libretas y bolígrafos registraban parte de esta historia frente a los rostros tristes y agotados de Jennifer Guerrero, madre de Erick, y de Diana Méndez, abuela del pequeño.

Mientras las mujeres cuentan una y otra vez la historia médica de Erick, las condiciones críticas en las que está el J. M. de Los Ríos, y la lucha que las mamás y los niños vienen dando desde hace mucho tiempo, una llamada saca a Jennifer de las declaraciones de prensa: la donación de una parcela en el cementerio Jardines del Cercado, en Guarenas.

La familia es de pocos recursos. Jennifer comenta que gracias a donaciones de particulares se pudo pagar el servicio funerario. Pero cuando el sol salió entre nubes grises, este martes 28 en la mañana, aún no tenían concretado el terreno en el cementerio. La gestión se hizo en el transcurso de la mañana y, entre repiques y repiques del celular, al mediodía ya Jennifer sabía que, gracias a la colaboración de alguien, se contaba con el terreno para el entierro.

Las flores también llegaron pasadas las 11:00 a. m. Fundavaliente donó dos ramos. Nayiber Noguera, quien lleva esta fundación, llegó a la casa con las flores. Unos minutos después otros dos ramos más llegaron a la sala.

La prensa solo está informando sobre los casos de los niños que han muerto por falta de trasplante de médula, pero en el J. M. todos los días están muriendo niños en los distintos servicios. Ahí está el caso de Daniela. De Daniela nadie ha hablado”, comentó Noguera al llegar a la puerta de la casa.

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