Guido Sosola: Érase el Apolo XIII

Guido Sosola: Érase el Apolo XIII

Escribir sobre las imágenes recientemente publicadas de la frustrada misión Apolo XIII, parecerá algo baladí o cursi que es casi lo mismo. Sin embargo, a vuelo rasante nos lleva al problema del régimen estadounidenses de los documentos clasificados, amén del dato psicoanalítico.

Medio siglo después, emergen unas fotografías que estuvieron en las bóvedas de la NASA y, más allá del descuido o el solapamiento en los archivos de la agencia, intentamos examinar algunos detalles del juego fotográfico de los astronautas y del satélite artificial mismo para saber si algún desliz afectaba la seguridad nacional del país del norte, no olvidemos, enfrascado en la Guerra Fría. Inexperto en estos asuntos, no los percibimos, pero valoramos también que celosamente fuesen guardadas las gráficas por decisión de la agencia, o por recomendación o instrucción del Pentágono, pues, alguna sensibilidad reportaba.





Por más que persistan los grandes secretos de Estado, al menos, cumplido un determinado período, total o parcialmente, deben desclasificarse los documentos de interés para los historiadores y los más variaos analistas. Valga el ejemplo, las propias grabaciones de la Casa Blanca, durante el tiempo de la célebre crisis de los cohetes de principios de los años sesenta del veinte, fueron conocidas y ampliamente difundidas al igual que los comentarios personales de os Kennedy.

En este lado del mundo, no hay equivalente alguno y, todavía, no se conocen siquiera los documentos imprescindibles de los antiguos servicios de inteligencia que arrojarían luces en torno a nuestro particular proceso histórico de mediados de la anterior centuria. Además, ¿cuánto tiempo no tiene cerrado el Archivo Histórico de Miraflores, cuya documentación ya nada tiene que abonar a la seguridad del Estado?

La publicación de las fotografías en cuestión, nos lleva un poco a indagar sobre las perspectivas lacanianas de la realidad – real, simbólica e imaginaria, tratando de explicar el estremecimiento infantil en un mundo que, por entonces, rogaba por el regreso de los astronautas al planeta; valga acotar, mediaba una distancia entre la otrora primera plana de El Nacional y la de Últimas Noticias que recuerde, ambos de Caracas. Adicionalmente, recordemos que así como existe la creencia de una estafa o engaño sobre a pisada del hombre en la Luna, todavía hay quienes osan cuestionar la propia existencia del Holocausto: entonces, no es tan baladí y cursi referirse al Apolo XIII.