Peregrinos judíos que no pudieron entrar en Ucrania, encolerizados contra Israel

Peregrinos judíos que no pudieron entrar en Ucrania, encolerizados contra Israel

 

“Tengo el corazón hecho añicos”, dice Israel Maizlik a su llegada al aeropuerto de Tel Aviv después de haber pasado días en condiciones “inhumanas” y, según él, olvidado por sus dirigentes, intentando en vano entrar en Ucrania desde Bielourrusia para participar en una peregrinación religiosa.





Peyes (rizos) enmarcando su rostro y mascarilla sanitaria cubriendo parte de su barba blanca, a Maizlik se le quiebra la voz de emoción cuando relata los duros momentos que pasó durante la semana, bloqueado en la frontera entre Bielorrusia y Ucrania.

“Cinco días sin comer ni beber, sin baños… ¡Qué falta de humanidad!”, suspiró pocos minutos después de aterrizar en Tel Aviv el lunes procedente de Minsk, capital bielorrusa.

Cada año para Rosh Hashaná, Año Nuevo judío, decenas de miles de peregrinos se dirigen a Uman (centro de Ucrania), para recogerse ante la tumba del rabino Nahman de Breslev (1772-1810), fundador de una rama del jasidismo, corriente ortodoxa del judaísmo.

Pero, a causa del repunte de los casos de covid-19 en su territorio, Ucrania cerró sus fronteras a los extranjeros y ha anunciadoo repetidamente que los peregrinos no podrían entrar en esta ocasión al país con motivo del Año Nuevo Judío, celebrado durante el fin de semana pasado.

Estos peregrinos, la mayoría proveniente de Israel, pero también de Francia, del Reino Unido y Estados Unidos, pensaron que podrían eludir las restricciones pasando por la vecina Bielorrusia, pero se encontraron bloqueados en la frontera.

“Suplicamos al gobierno israelí venir en nuestra ayuda”, había dicho Haim Weitshandler a la AFP la semana pasada, mencionando una “catástrofe humanitaria” con “enfermos y personas hambrientas, bajo la lluvia y en medio del frío”.

De regreso a Tel Aviv, en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv, afirmó haber “pasado dos semanas en condiciones de crisis humanitaria grave”.

“Y no recibimos nada de Israel”, fustigó, asegurando que sólo “Bielorrusia vino en nuestra ayuda”.

 

– “Experiencia espiritual” –

 

La Cruz Roja y después las autoridades bielorrusas proporcionaron carpas de campaña, víveres y medicamentos a centenares de hombres vestidos de negro tocados con kipá de terciopelo, así como a mujeres y niños bloqueados.

El gobierno israelí había asegurado en agosto que alcanzaría un “acuerdo” con Kiev para permitir que cierto número de fieles hicieran la peregrinación, para luego pedir a sus ciudadanos que abandonaran ese objetivo a causa de la pandemia.

“Netanyahu mintió y presionó para que Ucrania nos prohibiera entrar”, dijo Weitshandler, con gorro en la cabeza, acompañado de su hijo de 13 años que, al igual que él, luce largos rizos, sello distintivo de la La mayoría de los fieles de la corriente creada por Breslev.

Maizlik, de unos 50 años, muestra el agujero suplementario que tuvo que hacer a su cinturón como consecuencia de las restricciones alimentarias.

“Fuimos a orar por todo el pueblo (de Israel), pero el Estado de Israel no hizo nada por nosotros”, dice, sin dudar en mencionar “odio” por parte de su país que “le hizo añicos el corazón”.

“(El primer ministro israelí Benjamin) Netanyahu ha olvidado que somos parte del pueblo (israelí)”, añadió.

Dor David, en cambio, no siente ira. “¿Contra quién? Si Dios y Rabbenu (nuestro maestro, el rabino Nahman) no quisieron que llegáramos a Uman, ¿por qué habría de enojarme?”, pregunta.

A su manera de ver, no hay que culpar a “Bibi”, el primer ministro israelí, que es solamente una “marioneta en manos de Dios”.

“Las energías positivas en el lugar nos hicieron olvidar el hambre y el frío, fue una experiencia espiritual, seguramente la más fuerte en toda mi vida”, concluye con una sonrisa, asegurando que en cuanto se abran las fronteras de Ucrania, irá a visitar la tumba de su maestro.

AFP