Putin regaló en 2018 unos pendientes de 50.000 euros a una ministra austríaca

Putin regaló en 2018 unos pendientes de 50.000 euros a una ministra austríaca

Vladimir Putin. Mikhail Klimentyev/Oficina de Información y Prensa Presidencial de Rusia/TASS

 

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, dio en 2018 a la entonces ministra de Exteriores de Austria, Karin Kneissl, unos pendientes valorados en 50.000 euros como regalo de boda, según informa hoy el diario Kronen Zeitung.

Putin acudió en agosto de 2018 a la boda de Kneissl, que asumió la cartera de Exteriores a propuestas del partido ultranacionalista FPÖ, y las fotos de la ministra bailando con él y haciéndole reverencias causaron polémica.





Según los documentos que el Kronen Zeitung asegura tener, entre los regalos de boda del presidente ruso se contaron unos pendientes de zafiro de 23 gramos que una famosa casa de subastas tasó en 2019 en 50.000 euros.

El regalo causó un conflicto entre Kneissl y el Ministerio, que informó a su titular de que como política en activo no podía aceptar regalos de ese valor y que los pendientes eran propiedad del Estado austríaco.

Cuando abandonó el puesto en 2019, tras romperse la coalición de Gobierno entre el conservador Partido Popular y el FPÖ, se acordó con Kneissl que podría seguir usando las joyas en concepto de préstamo, pero que sus herederos debían devolverlos a Austria tras el fallecimiento de la exministra.

El Kronen Zeitung informa de que no está claro si ese acuerdo sigue estando en vigor pero afirma que la que fuera ministra lo calificó de “contrato de amordazamiento”.

Tras salir del Gobierno, Kneissl trabajó como analista para la televisión oficialista rusa RT y actualmente es miembro del consejo de administración de Rosneft, la mayor petrolera de Rusia.

La exministra no ha abandonado aún ese puesto, a diferencias de otros ex altos cargos europeos que han dejado sus trabajos en empresas estatales rusas después de que Moscú invadiera Ucrania.

Durante los 17 meses que duró la coalición entre conservadores y ultras, los servicios de inteligencia de Austria quedaron aislados debido al temor que despertaba entre países aliados las estrechas relaciones entre el FPÖ y Rusia. EFE