William Anseume: La ONAPRE

Un instructivo emanado de la ONAPRE fue el origen de la más grande conculcación de derechos laborales de los últimos años, y eso que esa conculcación más recientemente no ha sido poca. Este instructivo fue la excusa empleada por la “administración” de Nicolás Maduro para bajar los sueldos luego del anuncio de su “aumento” -que ni a ajuste llega- en mayo.

El instructivo de la ONAPRE les sirvió para desconocer la IV Convención Colectiva Única impuesta por ellos mismos. Al apreciar las tablas, se percataron de que rebasaba ese ajuste, según la Convención, las posibilidades de lo que tenían destinado este año para los universitarios y demás organismos públicos. De tal modo que se vieron obligados a inventar desde la chistera un recurso para la evitación de esos pagos, de esos reconocimientos legales de los derechos laborales: optaron por irse al presupuesto. En un país trastocado en finanzas y economía que ignora la existencia de presupuestos y sus aplicaciones, por aquello que mas les conviene a quienes manejan hoy el poder secuestrado: la opacidad.

¿Reconocemos la Convención Colectiva recientemente publicada en Gaceta Oficial? No. Pero fue la que impusieron, una guía de sus imposiciones. Sobre esas imposiciones aplicaron una reducción de sueldos cruel, cercana al 50%. Además, sobre esa reducción de sueldos, lo que constituye, por cierto, un despido indirecto de los trabajadores, quisieron también afectar los bonos vacacionales. La gota del vaso rebasado. En una afectación laboral recurrente, sistemática, según la cual se ha llevado a los trabajadores de la educación y, más específicamente, a los universitarios a una pérdida paulatina y altamente desconsiderada de toda protección social, que ha arrasado con prestaciones sociales, protección de la salud, así como de todo seguro: vida, funerario, HCM. Que ha acabado con cajas de ahorros, sindicatos y gremios, al quedarse con los recursos retenidos a profesores, empleados y obreros, no se podía esperar una reacción diferente a la explosiva que apreciamos estos días.





El tema laboral se le ha ido al régimen de las manos. Esta intención de hacer lo que se le venga en gana con el trabajador, ignorando derechos laborales, constitucionales y humanos, no le ha salido bien en la jugada. El último proceso en ese sentido tiene que ver con la puesta en práctica de las Zonas Económicas Especiales, en la que aspiran entregar mano de obra barata y explotar a cuánto trabajador puedan, por ser especiales, buscarán aplicar fórmulas al margen de lo acordado en las leyes, en la constitución, en los DDHH. En realidad, es un régimen esclavista el de Nicolás Maduro.

La aparición en Gaceta Oficial de una Convención Colectiva que hemos rechazado hace años en sus modos de creación, al margen de sindicatos y gremios electos, con una clara intención interventora de los procesos atinentes a la Autonomía Universitaria, debería echar por el suelo los efectos del instructivo de la ONAPRE de una vez. Probablemente sea el modo silencioso por el que optó el régimen para eliminar el instructivo, ya que generó cambios en la misma ONAPRE y su dirección. De ser así, le tocará recapitular en cuanto a la reducción de sueldos. Le tocará implementar, cuanto antes, el reconocimiento del aumento desde mayo según la impuesta Convención. Un gobierno sensato, cualidad que este evidentemente no tiene, le habría hecho caso a la OIT y hubiera generado las reuniones adecuadas, tripartitas, para alcanzar verdaderos acuerdos duraderos. Eso no les es posible. Su afán totalitarista, su afán despótico se lo impide. Pero la OIT viene en septiembre.

Nada de lo que haga el régimen con sus movimientos detendrá la lucha que lo ha derrotado: la universitaria, la de la educación, la de los trabajadores. Una verdadera orientación para los partidos políticos. El sendero está trazado. No lo descuidemos.