William Anseume: Emergencia electoral universitaria

William Anseume: Emergencia electoral universitaria

Solo como una emergencia desesperada puede entenderse la realización de elecciones en las universidades que inician este mayo en la Universidad Central de Venezuela. El reglamento aprobado en su momento por el Consejo Universitario, después de innúmeras trabas, decide incluir, con porcentajes, la participación de trabajadores y obreros.

No hubo respuesta acerca de la constitucionalidad solicitada a eso que llaman el Tribunal Supremo de Justicia del régimen. No de los venezolanos, evidentemente. No hubo modificación alguna de la Constitución, ni de la ley. Se actúa a la inversa. Se modifica la realidad por imposición despótica y luego se cambian los acuerdos establecidos. Por ello el reglamento es transitorio, supongo. Por si alguna vez el Tribunal decide algo favorable o en contra de realizar los ajustes. Este o un tribunal real, digno, apegado a derecho, a los intereses nacionales.

La emergencia política en las universidades tampoco ha sido decretada, más allá de su deducción lógica por cuenta del reglamento. Hay una declaración de emergencia humanitaria compleja en educación. Pero no es el fundamento para la decisión de modificar lo estatuido. La emergencia obedece a un pragmatismo de hecatombe. Son muchos años ya sin el ejercicio del derecho a elegir y ser elegidos. Sin los necesarios cambios que impulsen la salida del deterioro físico e institucional.





Algunos me acusan de haber obrado en contra de las elecciones. Nada más lejos de la realidad. En el fondo está la defensa de los principios. De los acuerdos. De la legalidad. De lo establecido y aceptado hasta el momento por todos. Allí está la constancia pública reiterada en las oportunidades en las que desde la Asociación de Profesores y yo como su presidente nos pronunciamos públicamente pidiendo elecciones, los foros realizados en cuanto al tema, las consuetudianarias reuniones internas y externas. Mi presencia ante los representantes de la Organización de Naciones Unidas exigiendo el cumplimiento de la ley y la realización de las indispensables elecciones. De allí surgió, por cierto, el planteamiento de Michelle Bachelet en su informe, apenas a días posteriores, llamando la atención acerca de las elecciones de autoridades rectorales en las universidades.

Ahora bien, ante el pragmatismo de la necesidad, se ejecuta la imposición por emergencia. Como ante un desastre natural. Siendo este de los más artificiales, por cierto. Muchos años a cuestas. Autoridades desgastadas al máximo. Otras que se despiden por renuncia para hacer la vida que tienen resuelta, o se despiden del mundo en los cargos para los que fueron electos, como fue el caso de nuestro rector Planchart, o del vicerrector Bianco, por mencionar unos de los más conocidos.

La verdad es que llegamos al extremo de necesitar y requerir seleccionar nuevas autoridades como sea. Para salir de esto. De esta desgarradora situación. No queda más que contribuir en la medida de las posibilidades con su mejor realización. Hasta ahora no habido señal alguna de impedimento por parte del régimen. Es más, se dice que fueron negociados los comicios por arriba o por debajo de cuerda con Tibisay Lucena, lo cual me daría la razón cuando ante su designación señalé que a eso venia ese nombramiento. Porque a atender la problemática laboral, presupuestaria o autonómica no fue precisamente que la pusieron allí, como también se ve.

Quedan varios asuntos pendientes. La extensión de esas elecciones de manera inmediata en otras universidades. Es el caso de la Simón Bolívar, donde hay autoridades designadas como interinas con el propósito etéreo al parecer de llamar a elecciones. Pero como estamos en un país sin ley, donde está tanto como la Constitución están que ni de adorno sirven, no se han cumplido los lapsos establecidos. Así, exigimos que cuanto antes se convoque a elecciones de ser posible con un reglamento parecido al de la UCV. Para ello ha sido recién designada una nueva Comisión Electoral. Está pendiente el proceso en las demás instituciones. En todas. Algunas, incluso, para quitarse la pesadez de la intervención más directa durante muchísimos años. Como la Unellez donde acaban de designar por imposición al hermano de Chávez que constribuyó desde la gobernación con su destrucción, según dicen los colegas en Barinas.

Y quedará pendiente también para un futuro que se ajusten la Constitución y la ley. Que se morigere el entuerto causado por este mundo al revés de las imposiciones del despotismo. Donde no hubo la indispensable discusión, el acuerdo, el consenso, los cambios para proceder de buena fe, sino la emergencia provocada, el atropello constante de todo, de la autonomía, de la legalidad tanto como de seres humanos. Las elecciones son respuesta indispensable al estrangulamiento institucional. Por tanto, hay que entenderlas y proceder a su ejecución. Aunque disimuladamente, se actúa en apego a la Autonomía, porque las sentencias del TSJ no se cumplen al caletre con este reglamento. Tanto así que en la USB hay renovada Comisión Electoral por segunda oportunidad desde las sentencias. Cuando ellas señalaban que debían permanecer las mismas. Los porcentajes también son un modo distinto de responder. Todo tiene sus bemoles. Vamos a elecciones, comienza la UCV, como es lógico, con algunos buenos candidatos, como Víctor Rago. Queda poco tiempo. Convoco al éxito más que necesario de estos señeros comicios.