José Gato Briceño: Pote de humo. Show de narcos

José “Gato” Briceño @josegbricenot

Cómo parte de sus modus operandi típicos, cada cierto tiempo, especialmente cuando la atención del pueblo está centrada en eventos que no favorecen al régimen aparece un show, el famoso pote de humo, alguna tramoya creada para desviar la atención mientras ellos, la mafia podrida heredera del hoy felizmente difunto, se inventan o reciben instrucciones de nuevas acciones para mantenerse en el poder lo que les garantiza seguir saqueando, desfalcando y repartiendo nuestras riquezas y así sostenerse cómo mandamás de la inmensa red Internacional criminal que enlaza a terroristas y narcotraficantes del mundo.

En este gran show publicitario de la increíble podredumbre en todas las instituciones del estado venezolano, lo primero que hay que analizar para darnos cuenta de que es un disfraz está puesta en escena, es preguntarse dónde están las fotos en las cuales aparecen reseñados como imputados los personajes que hace unas horas “eran” fichas de alto calibre del chavismo, nadie las ha visto y si llegaran a aparecer no será la del diputado o de los peces gordos, sino la de algunos peleles chivitos expiatorios sin importancia.

¿Quién ha sacado la información ante la opinión pública nacional e internacional? El mismo gobierno aparentando ser ahora paladines en contra la corrupción cuando es obvio que es una treta más para lavarse la cara en vísperas de las elecciones presidenciales.





Yo puedo escribir con mucha autoridad moral porque no me callé la boca en el momento cuando siendo gobernador hice público desde mi programa El Contacto Con El Gato, transmitido desde El Silencio de Campo Alegre de Maturín, en el año 2010 a través de más de 40 emisoras y ante el pueblo de Monagas quien fue el mejor testigo, cuando denuncié que a Diosdado Cabello le decían el Pimentón por estar en todos los guisos de corrupción del gobierno, la más directa denuncia pública de robo a la patria. Esto generó una hecatombe política en el alto gobierno lo que inmediatamente al terminar dicho programa, me llamó Cilia Flores, entonces primera vicepresidente del PSUV y me pidió que me trasladara urgentemente a Caracas y que me esperaría en una oficina de la cancillería o casa amarilla para reunirnos con el canciller que para ese entonces era Nicolás Maduro. Allí llegué al día siguiente a la hora pautada y lo primero que me planteó Cilia fue un diálogo con el Diosdado “pimentón” Cabello y me informó que ya venía en camino. Mi reacción fue muy enérgica advirtiéndole que si Diosdado entraba a la oficina no sabría que podía suceder pues no había nada que hablar yo con ese atracador, delincuente y le suministré soportes de mis denuncias, entre ellas, la del hermano de Diosdado, José David que extorsionaba a los empresarios (Monagas) con altas sumas de dinero multándolos sin razón, aprovechándose de su jerarquía como jefe del SENIAT. A Cilia le dió un soponcio o beriberi y salió corriendo al despacho de al lado a informarle a Nicolás sobre mi reacción y a avisarle al enano siniestro de Diosdado quien obviamente no se presentó, a sabiendas de lo que yo le podía hacer.

Producto de la gravedad de los acontecimientos, Cilia me pide irnos a la sede de la vicepresidencia caminando ya que quedaba a media cuadra que el vicepresidente Elias Jaua nos estaba esperando. La propuesta del vicepresidente por instrucciones de Chávez era que yo renunciara a la gobernación y yo escogiera el candidato que me sucedería y me garantizaban que no me pasaría nada. O sea, le dieron un espaldarazo al hampón atracador de Diosdado y yo que suministré pruebas y documentos, me pidieron la renuncia. Obviamente allí está la historia, no renuncié, no me chorreé, ni salí corriendo y soy testigo para la historia de que el primer hampón y protector de la corruptela llamada revolución bolivariana fue Hugo Chávez Frías.

¿Quién puede creer en esta novela de hoy sobre la que hasta algunos serios analistas afirman que son peleas entre bandas? Vean como le han hecho creer a la opinión pública nacional e internacional que si están haciendo justicia que hasta los gringos les creyeron. ¿Quien puede creer que hampones delincuentes apresan a delincuentes de su mismo bando y no los muestran esposados? Solo los pendejos que le creen y los pendejos son millones que hasta eligen el presidente, como lo dijo el cantautor argentino Facundo Cabral.

A manera de ejemplo ¿A los venezolanos se les olvidaron los narcosobrinos? ¿También se les olvidó la urbanización que compraron para la familia Flores en el este de Caracas? Lo insólito fue ver al capo de Diosdado el pasado miércoles en su programa de chismes con su gran cinismo, afirmando: jamás la revolución bolivariana ha escondido delitos de nadie.

Increíble el mundo al revés en donde los hampones son ejemplos de honorabilidad.

Desde la cárcel del exilio aconsejo no olvidar la historia, el récord delictivo tan inmenso de esta secta asquerosa, no caer en perdones por omisión, ni en borrones y cuenta nueva. El peor castigo merecen y vendrá, lo tengo por seguro, no paremos de denunciarlos de enfrentarlos, cada segundo lo hago, sin pausa y con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA

José Gregorio Briceño Torrealba

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